El Centro de Formación y Capacitación Sopeña Madrid pone todo su empeño en el valor de la promoción.
Confiamos en el potencial de cada persona y trabajamos por sacar de cada una, lo mejor de sí misma, especialmente de aquellas que no han tenido oportunidades.
La Jornada Mundial de las Personas Migrantes y Refugiadas trata de poner cara a hombres y mujeres que, empujados por conflictos bélicos, pobreza o carencias, abandonan su hogar y su tierra para ponerse en camino hacia lugares más seguros.
Ver la expresión de sus miradas, entender su realidad, conocer su historia, las diversas razones que motivaron la salida de sus países, nos debería hacer comprender por qué estas personas y familias, se lanzan a aventuras que son tan difíciles y, en ocasiones, peligrosas.
En la Fundación Dolores Sopeña, a la que pertenece nuestro Centro Sopeña Madrid, pensamos que habría que intervenir en la situación desde el origen, incidir en las causas que provocan esas migraciones o huidas masivas.
Pero estas soluciones no parecen llegar y, mientras tanto, no podemos abandonarles y menos mirar a la persona migrante como alguien incómodo que viene a arrebatarnos algo. No podemos verlos como una amenaza, sino como una riqueza.
Este trabajo nuestro es reconocido en muchas esferas y desde la Revista Ecclesia han contado con nosotros para mostrar cómo nuestro Centro es una Casa Grande que sirve para impulsar esos nuevos caminos que emprenden las personas migrantes que recalan aquí y ofrecerles una formación integral, técnica y humana, que les ayude a salir de su situación de vulnerabilidad y labrarse un futuro con más esperanza.
Así, el periodista Asier Solana, entrevistó a Mohammed Kutub Uddin Chowdhury, estudiante de Español para Inmigrantes en el Centro Sopeña Madrid, para su reportaje “Abrirse al otro”, centrado en el valor Sopeña de la promoción.
Por aquí os dejamos, parte de ese reportaje:
“Promoción en el Centro Sopeña Madrid
Después de la primera clase de español, pidió que le pusieran en un nivel más básico. «Aguanta una semana y luego vemos», le respondieron a Mohammed Kutub Uddin Chowdhury. Aguantó y se convirtió en un alumno aplicado, agradecido por la oportunidad y querido por las profesoras del Centro Sopeña Madrid, aprendiendo español durante diez meses hasta que la pandemia obligó a suspender las clases.
Su película favorita es Interstellar y estudió Matemáticas en la Universidad. Mohammed quiere estudiar contabilidad, porque trabaja en Mercamadrid haciendo facturas para una cadena de 58 fruterías desde las 3 de la madrugada hasta las 12 o la 1 del mediodía. Después, come y descansa hasta las 4 de la tarde, cuando tiene que dar clases por zoom a su sobrino, precisamente de Matemáticas. Tras dos horas, aprovecha para comer algo y descansar un poco antes de tener que volver a Mercamadrid. «Leo y estudio por mi cuenta para mejorar, aún me cuesta hablar», explica. También espera regresar a las clases presenciales, en cuanto su sobrino apruebe Matemáticas.
Quizá, si consigue estudiar en España, pueda trabajar de profesor. «Me gusta, en Bangladesh era maestro de Infantil», aclara.
El Centro Sopeña Madrid ofrece formación a adultos, la mayor parte de ellos migrantes. El caso de Mohammed puede parecer sorprendente por su formación previa, pero allí explican que su caso no es nada extraordinario. «Muchos vienen con estudios, aunque no pueda parecerlo. Otros, aunque no tengan estudios, han desempeñado un oficio en su país. En cada persona hay muchísimas potencialidades y hay que sacarlas». Quien lo aclara es Ana Alfara, coordinadora de los cursos de capacitación del centro. En 2019 pasaron por sus aulas 880 alumnos de 61 nacionalidades: Más o menos, uno de cada tres países del globo tenían algún tipo de representación en este edificio de Vallecas, abierto desde 1959.
«Hasta 2012 se llamaba OSCUS, y todavía muchos nos conocen así. La primera aparición de las Catequistas en esta zona es cuando su fundadora, Dolores Sopeña, empezó a visitarla a finales del siglo XIX», añade Alfara. Entonces los migrantes eran españoles y venían del campo.
«Precisamente, uno de los valores que destacamos es el de la promoción. Realizamos el acompañamiento a través de un itinerario integral, no solo de conocimientos», apunta la coordinadora. Por ejemplo, en aspectos tan señalados como el respeto a los horarios. El seguimiento dura hasta seis meses después de acceder al empleo».
Os dejamos por aquí una canción inspiradora para reflexionar y el reportaje completo que podéis leer a partir de la página 31:
Reportaje sobre Migrantes y Refugiados en Revista Ecclesia