Ayer miércoles celebramos en el Centro Sopeña Madrid la fiesta de final de curso, contentos y satisfechos por el trabajo bien hecho ¡llegamos a la meta!
La participación para que la fiesta fuera divertida, variada y un éxito, como el resto del curso, fue abrumadora. Alumnado, docentes y el resto de personal contribuimos a que la despedida fuera por todo lo alto.
Tuvimos representación teatral, a cargo de los alumnos y alumnas de Graduado en ESO para personas adultas.
Se atrevieron con una versión de la comedia de Cervantes “El retablo de las maravillas”, que no dudaron en rebautizar como “El elefante de las maravillas”.
De esta manera, lograron que el elefante Salomón -que construimos entre todos para el evento Vallecas Calle del Libro de este año, en homenaje al Premio Nobel José Saramago- tuviera también una nueva oportunidad de protagonismo: “aprovechar lo aprovechable”.
Una alumna del curso de Estética nos deleitó a todos cantando en inglés, con una voz como la de los propios ángeles.
Una carta de toda la clase, agradeciendo al Centro y los compañeros en general las experiencias vividas, también nos puso los pelos de punta.
Destaca el final de la carta donde reconocen que acaban su etapa en este Centro Sopeña Madrid “con la consigna de aportar nuestro granito de arena para hacer de este mundo algo mejor”.
¿No es fantástico que se sientan así?
Por su parte, el curso de Atención Sociosanitaria nos demostró de una forma muy original y rítmica cómo lavarnos correctamente las manos, por si después de dos años de pandemia aún no nos había quedado claro.
Los estudiantes de Español para Inmigrantes nos compartieron sus sueños y deseos para un futuro cercano y algo más lejano; y confirmamos que vienen aquí cargados de expectativas y proyectos, dispuestos a superarse.
Entre cables y enchufes, peines y secadores, los chicos y chicas de Electricidad y Peluquería también tuvieron palabras de agradecimiento para toda la comunidad educativa, porque es entre todos que conseguimos los retos y llegar a la meta juntos.
Los alumnos de Cocina nos “cocinaron” una suculenta sopa de letras con nombres de postres para que la fiesta también tuviera su parte activa. Y entre todos tuvimos que buscar esos platos dulces que nos alegran la vida.
Como siempre, los de Repostería de las mañanas participaron dejándonos en el frigorífico una refrescante limonada que compartimos como broche final.
Esa limonada y un curso alegre y esforzado nos dejan un estupendo sabor de boca y muchas ganas de continuar.