Como todos sabemos, aprender no solo es posible sentado en un aula. Es más, buscar otras formas de aprendizaje mejora la predisposición y nos vuelve esponjas ante lo nuevo.
El modelo formativo del Centro Sopeña Madrid, compartido con el resto de escuelas y centros de la Fundación Dolores Sopeña, lo contempla así y por eso es tan importante combinar todas las formas posibles de formación.
Con ese objetivo, el alumnado de Capacitación para el Empleo de Auxiliar de Camarero ha visitado la fábrica de cerveza “La Cibeles”, precisamente para realizar la práctica de “tirar cañas”, tan importante entre los desempeños de los camareros.
La visita fue un éxito, el alumnado y el profesor, Benjamín García, encantados con la experiencia y el aprendizaje que supuso, por lo que ya hicieron llegar su agradecimiento a los responsables de la fábrica de esta cerveza madrileña, concretamente a Javier Souto, que fue el que dirigió la visita.
El curso forma parte del proyecto de “Promoción de la inserción laboral mediante la elaboración de itinerarios Integrados”, metodología con la que se trabaja en el Centro Sopeña Madrid.
Los cursos representan la parte puramente técnica de adquisición de nuevos conocimientos y competencias profesionales.
Para completar esta formación realizamos algunas actividades fuera del centro y que son muy motivadoras para los alumnos.
Esta visita que hoy os contamos les ha permitido además conocer en primera persona el proceso de elaboración de este “bien” tan consumido y apreciado en hostelería, que en el caso de La Cibeles se realiza de una manera artesanal.
Además, pudieron aprender sobre el origen de la cerveza, los distintos tipos de malta, lúpulo… Y cómo no, la breve, pero intensa historia de “La Cibeles”.
A continuación, hicieron un recorrido guiado por las diferentes fases de fabricación de sus cervezas. Degustaron hasta ocho de sus cervezas artesanas, únicas y maravillosamente originales.
Para el profesor, Benjamín García, ha resultado “una experiencia muy gratificante”.
“Las caras de los alumnos, sus comentarios posteriores y la felicidad que se reflejaba y se contagiaba en sus rostros hubieran convencido al más agnóstico de los mortales”, explica Benjamín.
“Es una delicia aprender disfrutando y una enorme satisfacción personal ver la implicación, la complicidad y el crecimiento colectivo que estas actividades producen en el alumnado”, apunta.
Desde este blog, queremos dar las gracias a “La Cibeles” y a nuestro anfitrión, la amabilidad y profesionalidad con que nos recibió y su simpático acento brasileño no se nos olvidarán con facilidad.
¡La experiencia ha merecido la pena, sin duda volveremos!