Reiniciamos las clases de español para personas inmigrantes. Hemos vaciado mente, alma y cuerpo para volver a llenarlos con las esperanzas, ilusiones, anhelos y expectativas de los nuevos alumnos que copan nuestras aulas.
Los antiguos, en muchos casos, han promocionado a otras formaciones impartidas también en el Centro Sopeña Madrid. Lograron aprender español y decidieron que no paraban ahí, que querían seguir aprendiendo.
Recurrentemente recibimos la visita de estos veteranos que nos cuentan sus vivencias, tanto en el ámbito profesional como en el personal.
Es muy alentado comprobar que, en la mayoría de las ocasiones, el esfuerzo que invirtieron en su formación con nosotros está teniendo su merecida recompensa. Y, afortunadamente, ya lo están comprobando.
Muchos de ellos han mejorado sus condiciones socioeconómicas, lo que supone automáticamente una mejora en sus condiciones de vida y las de sus familias.
Otros, se han planteado retomar o proseguir con sus estudios, bien en nuestro centro, optando por otras ramas técnicas, o en otros lugares que tienen otras propuestas distintas a nuestra oferta formativa.
Sea como fuere, nos llena de alegría observar cómo nuestro alumnado va progresando y alcanzando las metas que se propusieron al inicio de esta andadura con nosotros.
Esto nos viene a demostrar esa frase tan manida de que el conocimiento, efectivamente, “no ocupa lugar”, pero si abre muchas puertas y ventanas de futuro, añadimos nosotros.
Con toda esta motivación y buenas experiencias, con la nueva savia reiniciamos la travesía, siempre apasionante, del aprendizaje y el conocimiento.
Además, haremos nuevas amistades, compartiremos nuestras vidas, aunque sean vivencias renovables trimestralmente.
Justamente eso, le da un gran valor a nuestro trabajo, son ilusiones y proyectos con caducidad, pero también con reinicio… Vivimos en una primavera permanente, no sabemos la suerte que tenemos.
Y ahora la primavera pedagógica está coincidiendo con la meteorológica ¿significará algo?