La educación es un acto de amor, educar con amor, la pedagogía del amor. Desde un prisma multicolor (desde muy variadas procedencias pedagógicas), también desde la propia propuesta educativa del Centro Sopeña Madrid, se nos anima a poner en el mismo recipiente la educación y el amor y que los conjuguemos para mejorar el bienestar y la autoestima de las personas.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 se encaminan a que en ese año todas las personas tengan un acceso igualitario a la educación, al trabajo decente y al emprendimiento.
Que todos estos conocimientos permitan promover estilos de vida sostenibles, los derechos humanos, la igualdad de género, la promoción de una cultura de paz y no violencia, la ciudadanía mundial y la valoración de la diversidad cultural y la contribución de la cultura al desarrollo sostenible.
A veces sentimos que todo queda en grandes palabras, cuando observamos lugares como Palestina, Ucrania, Yemen o Sudán.
Tampoco podemos olvidar que muchas personas se encuentran en una situación vulnerable: falta de empleo o empleo precario, muchas dificultades a la hora de encontrar una vivienda acorde a sus ingresos, falta de capacitación para progresar profesionalmente, abandono escolar temprano, aumento de problemas de salud mental y otras situaciones injustas.
Y son personas que, además, en muchos casos, necesitan amor. ¡Al mundo, le falta amor!
Los contenidos de las materias no lo son todo en la formación de las personas adultas. Eso lo sabemos muy bien en el Centro Sopeña Madrid, en el que está muy presente en el día a día los valores Sopeña.
La formación en valores contribuye a completar la dimensión social de las personas en la vida social, cultural, política y económica de las sociedades en las que participan.
El aula, como espacio de observación y atención al alumnado, es el ámbito por el que transitamos.
En ellas se generan las personalidades de los que nos representarán en los parlamentos, en las empresas, en los ayuntamientos, en las instituciones del tercer sector, en las iglesias y, de nuevo, en los centros educativos y, ahí hay que demandar la responsabilidad para serenar la vida pública y permitir que los argumentos sean las únicas herramientas del diálogo entre quienes no piensan lo mismo.
Amor desde el aula, amor en el aula. El amor nos proporciona el pleno desarrollo de la personalidad y da sentido a nuestras vidas, desde las diferentes creencias.
Una familia universal, -hacer de todas las personas una sola familia unida en Cristo, dijo Dolores Sopeña-.