En el Día Europeo de la Solidaridad y Cooperación entre Generaciones queremos expresar el compromiso del Centro Sopeña Madrid por servir de cauce de encuentro entre personas jóvenes y mayores.
Son muchos los casos de colaboradores que, una vez jubilados de sus responsabilidades laborales, quieren poner su experiencia y profesionalidad al servicio de nuestros usuarios, para que, a través del lema que nos motiva #LaOportunidaddeSuperarte, alcancen sus sueños.
Dolores Sopeña, creadora de la Fundación Dolores Sopeña en 1902, ya creía por aquellos años, inicios del siglo XX, que el contacto entre las personas elimina prejuicios y hace surgir corrientes de amor.
Ella nos transmitió la importancia de ser puente, cauce entre personas de distintas procedencias, culturas, creencias, y nuestro equipo lo lleva a la práctica en el día a día de nuestro centro.
Paradójicamente, este Día Europeo de la Solidaridad y la Cooperación entre Generaciones, instaurado en 2009 por distintas plataformas de personas mayores y de jóvenes, lo estamos celebrando más distanciados que nunca.
Pero esa lejanía es solo en apariencia. Son muchas las iniciativas que estos días de confinamiento en todo el mundo llevan a personas más jóvenes a cuidar y estar pendientes de personas mayores, más vulnerables en estos momentos y ayudarles de mil maneras a sobrellevar mejor la situación.
Lamentablemente, esa ayuda desinteresada no ha llegado a evitar muchas miles de muertes de precisamente esa generación silenciosa, de personas que nacieron durante la primera mitad del siglo pasado. Niños, entonces, que crecieron muy rápido, empleados en su supervivencia. Acostumbrados a la austeridad y al sacrificio.
Esa generación que puso todo su empeño en que estudiáramos y que nuestras manos no se endurecieran como las suyas.
Las relaciones intergeneracionales son fundamentales para que los miembros de una sociedad puedan entender y entenderse a sí misma, comprender su entorno, conocer el ciclo vital, orientar sus vidas y orientarlas al futuro.
En el Centro Sopeña Madrid se crean esos cauces de encuentro, con la convivencia de varias generaciones y el enriquecimiento mutuo, lo que contribuye a sociedades más solidarias.
Es importante que no nos olvidemos nunca de la importancia que tienen nuestros mayores en la sociedad y de promover esas relaciones para compartir habilidades, valores y experiencias.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la clave de un buen envejecimiento es poder seguir ejerciendo un papel activo en la vida. La solidaridad, el dar y el recibir entre generaciones es un buen punto de partida.
Pero, ¡nos queda mucho trabajo por hacer! Defendamos sus derechos, demos sentido y valor a lo que nos transmiten. Favorezcamos su integración en nuestros grupos, en nuestras comunidades. Démosles voz, para que puedan compartir ese enorme conocimiento que atesoran.
Por aquí os dejamos un fragmento de un vídeo que muestra qué bueno sería no dejar a nadie atrás.