La tolerancia no es solo aceptar al diferente, sino facilitar que el diferente pueda manifestar sus opiniones y garantizar que su forma de ser y su opinión pueden comunicarse. Eso es ser tolerantes.
Decimos que lo somos cuando queremos expresar que toleramos a aquellas personas con las que no estamos de acuerdo o son diferentes a nosotros y que estamos dispuestos a tolerar sus ideas, aunque no coincidan con las nuestras.
Parece así, que la actitud de quien se dice tolerante, lo es porque acepta opiniones de quienes no lo son y marca una superioridad moral que choca con el mismo concepto de tolerancia.
Esta semana la hemos comenzado celebrando el Día Internacional para la Tolerancia y ¡cómo no! el Centro Sopeña Madrid se ha unido también a esa fiesta.
Nosotros, como las Naciones Unidas, tenemos un compromiso institucional por fortalecer la tolerancia mediante el conocimiento y la comprensión entre culturas y pueblos diferentes.
No en vano, entre alumnos y colaboradores, en nuestras aulas contabilizamos más de 46 nacionalidades diferentes el pasado curso.
El Centro Sopeña Madrid acepta sin límites a personas que necesitan un nuevo modo de enfrentar la vida, fiel al lema de que todos los seres humanos tienen que tener la oportunidad de superarse.
Y ofrece contenidos y nuevas profesiones, siempre complementados con otras herramientas para crecer como personas: afrontar una entrevista de trabajo, elaborar un currículum, realizar búsquedas activas de empleo, organizar eventos y cooperar en la organización de actividades culturales y de solidaridad.
Trabaja con los valores propios y, además, este curso, con un nuevo enfoque en su Pastoral: Sopeña Construye Vida.
Hay que construir para la vida, para hacer vivible nuestro planeta y nuestro entorno y nuestros hogares.
Todo este periodo en el que convivimos con la COVID19, primero en el confinamiento y luego en las clases en el Centro, se ha confirmado la tolerancia vivida.
Esta experiencia revela la voluntad de avanzar y de respetar las normas básicas contra la pandemia y empatizar, en todo momento, con las dinámicas del Centro durante las inscripciones, las primeras clases en aulas reducidas y el hecho mismo de buscar nuevos modos de relacionarnos, sin el contacto físico al que estamos tan acostumbrados.
Esto también es ser tolerantes, con uno mismo, con los demás y con lo que nos rodea.