El Centro Sopeña Madrid, a imagen de su fundadora, Dolores Sopeña, es como una gran estación central donde la diversidad está en cada rincón y se respira cada día al entrar por la puerta.
Decía el escritor Wenceslao Fernández Florez que, “cuando los hombres buscan la diversidad, viajan”, así que, con alumnos y profesores de 61 nacionalidades diferentes, en el Centro Sopeña Madrid hacemos cada día nuestro particular viaje y nos enriquecemos.
Como, además de diversos, somos solidarios, este año quisimos recaudar fondos para el proyecto de construcción de aulas de cocina en nuestro centro hermano de Quito (Ecuador).
Y lo hicimos sacando lo mejor que tenemos: la riqueza de lo que somos.
La diversidad y la fraternidad, que es uno de nuestros valores, quedó una vez más revelada con un gran festival organizado y desarrollado por alumnos de Ecuador, Rumanía, Cuba, Pakistán, Madagascar, Nicaragua, Colombia, Guinea Conakry, Honduras, Perú, El Salvador, República Dominicana, Marruecos y Venezuela, que nos mostraron y nos regalaron un trocito de su hogar.
La reunión tuvo bailes típicos, lectura de poemas, trajes tradicionales, artesanía, canciones y folclore y, sobre todo, gastronomía. Parece que hemos contagiado esa costumbre tan nuestra de compartir comida en nuestros encuentros. Todo regado con una riquísima y fresquísima limonada, elaborada por los alumnos del Curso de Pastelería.
Pudimos respirar un ambiente alegre y la emoción y el orgullo de pertenecer a un país y el regalo de compartirlo con los compañeros del día a día. Todos unidos en la gran Familia Sopeña, inspirados desde la fraternidad y el amor por Dolores Sopeña.
Desde nuestro Centro Sopeña, en el corazón de un distrito tan castizo como Vallecas, te invitamos a leer libros de autores de otros países, ver cine, degustar comida y conocer y compartir tu tiempo con personas de otras culturas, porque, no dudes que, eso nos hace mejores y más fuertes, como sociedad, y nos enriquece, como personas.
Aprovechamos, como siempre, para dejarte por aquí un artículo, que cuenta la historia de dos niños que idearon un plan perfecto para confundir a su profesor, raparse la cabeza… lo curioso es que estos dos pequeños bromistas son de razas distintas y querían desarmar los prejuicios que, a veces, tenemos los adultos.
Estamos seguros de que tú también tienes historias que contar, ¡y nosotras estamos deseando leerlas!