La acción formativa del Centro Sopeña Madrid se contempla para el alumnado de forma integral y va más allá de la transmisión y adquisición de conocimientos centrados en las materias a impartir.
Aprender un oficio conlleva otros muchos elementos que se completan con adquirir técnicas y herramientas orientadas a acceder al mercado laboral y actividades para ampliar el nivel de relaciones y habilidades personales, así como la cultura general o la capacidad de disfrutar del ocio.
Las salidas fuera del Centro representan buena parte de esas actividades.
Además de lo que aportan en lo técnico, representan excelentes momentos para la convivencia de todas las personas que formamos la Familia Sopeña: alumnado, voluntariado, personal docente y no docente.
Para cerrar el círculo formativo, prácticamente todos los cursos cuentan ya con prácticas profesionales no laborales en empresas al finalizar el ciclo previsto.
Este primer cuatrimestre del curso hemos puesto en marcha el Club Senderista Sopeña, que inauguramos con la Ruta de los Molinos, en la población madrileña de Navalagamella.
Un grupo formado por treinta personas recorrimos la distancia de 10 kilómetros por bonitos parajes a la orilla del río Perales.
La siguiente salida del Club Senderista, que esperamos ir viendo crecer, está prevista para el mes de marzo y ya la anunciaremos con tiempo.
Hace un par de semanas también, el alumnado de Español para Inmigrantes recorrió calles y monumentos históricos de Madrid, acompañados por profesores voluntarios que además les fueron explicando la Historia de forma amena.
Distintos grupos han realizado igualmente salidas profesionales relacionadas con sus respectivos cursos.
Hemos preferido que sean ellos mismos quienes nos cuenten la experiencia. En este caso, el alumnado del Curso de Cocina acudió con su profesor, Antonio, al Salón Gourmets, una de las ferias más importantes en materia gastronómica.
“El pasado 19 de octubre visitamos la Feria, una de las más importantes de año, después de la etapa COVID19.
Nada más llegar nos encontramos con el prestigioso cocinero, de renombre, Martín Berasategui, con doce estrellas Michelin en su haber y un hombre muy campechano.
La Feria consistía en tres pabellones. En el primero, vimos jamones y quesos de diferentes regiones españolas con denominación de origen, con degustación también. Presenciamos showcookings con productos típicos de Guadalajara, Islas Baleares y de zonas extremeñas.
Descubrimos una máquina donde se voleaban croquetas. Vimos un amplio escaparate de diferentes pescados y mariscos.
Pasamos al segundo pabellón donde presenciamos sobrasadas, carnes típicas, legumbres de denominación de origen.
Pudimos ver in situ como se elabora pasta fresca, rellena de ingredientes inusuales como rabo de toro o trufas. Nos mostraron una especie de refrigerador donde se mantenía la cerveza a -6 grados y que no se congelaba.
Pudimos catar diferentes vinos, vermut, cervezas y aceites amenizados con una cantante flamenca. Curioso fue ver la existencia de sal elaborada con vino y otra de romero y tomillo de la zona del Moncayo (Zaragoza).
Descubrimos también unas gominolas, elaboradas con vino y licores, y envases en forma de tubos individuales de mayonesas y kétchup, con los mismos licores.
En el tercero estaba la ruta del vino y del queso. Aquí pudimos degustar y presenciar el concurso del Mejor Queso de España: un queso azul con leche cruda de vaca Jersey en pastoreo procedente de Chantada (Lugo) Quesería Airas Moniz”.
Formar al alumnado fuera del aula supone un choque muy interesante que permanece por mucho tiempo en su memoria.