El mundo en pausa, todo quieto, en silencio. Las calles vacías, las calles vaciadas. La preocupación y las camas de los hospitales llenas, con nuestras madres, nuestros padres, suegros, hermanas, amigos.
Y al equipo del Centro nos preocupas y nos faltas principalmente tú, que llenas nuestro trabajo de sentido, que formas ya parte de nuestra gran Familia Sopeña.
Queremos saber de ti durante esta pausa, ¿cómo estás?, ¿cómo te encuentras? Te invitamos a que nos hables a través de estas redes sociales y nos digas que estás deseando como nosotros volver a llenar de vida las aulas y los pasillos de nuestro Centro.
Hace un mes, nadie podría habernos reconocido en estas situaciones, y aquí estamos, esperando, en vilo, a que den las 8 de la tarde para juntarnos, para escucharnos y sabernos uno en esos aplausos.
Reconociéndonos en el rostro de nuestra vecina, buscando compartir una sonrisa y despidiéndonos con un hasta mañana, porque es lo que nos queda, el mañana.
Nuestra vida ha cambiado y estamos lejos y, a la vez, tan cercanos. Llamadas, mensajes para saber cómo estamos, cómo lo llevamos. Nos preocupamos por los que están lejos, por los que están solos, aislados.
También por los que están a nuestro lado. Nos preocupa la capacidad de resistencia y de resiliencia, si sabremos afrontar con éxito el envite del cambio.
Y la esperanza de que esto nos cambie y nos transforme, nos haga más comunidad a partir del aislamiento. La esperanza de que esto acabe y aprendamos a estar más cerca, a aprovechar cada instante, a saborear cada momento.
Aunque no sea fácil, una vez más tenemos ante nosotros la oportunidad de superarnos, como bien nos transmitió nuestra fundadora, Dolores Sopeña.
Como ella hay que ser fuertes, tener confianza y mantenernos en pie, luchando.
La vida, que corría deprisa, nos ha obligado a parar de golpe. Ahora tenemos lo que tanto deseábamos, tiempo. Por eso es momento de superarnos, de pensar más allá de mí y pensar en nosotros.
No solo luchamos contra un virus, sino que también debemos enfrentarnos con nuestros miedos. Pero ahí están nuestras familias, nuestros amigos, nuestros vecinos. Ahí estamos todos, compañeros del Centro Sopeña Madrid también animándonos a seguir, a resistir.
Esperamos que no se nos olvide lo importante que fueron durante este tiempo los abrazos y la cercanía prohibidos y lo mucho que nos importaban los demás y la satisfacción que nos producía atender a sus necesidades. Al menos aprendamos esto.
Apoyémonos en los demás cuando nos flaqueen las fuerzas y seamos el hombro de quien lo necesite, pero ahora y siempre. Eso es lo que más nos define aquí y en el conjunto de la Fundación Dolores Sopeña.
Seamos capaces de vencer a este virus, de aprovechar este momento de pausa, siendo más nosotros y menos yo, porque solo juntos podremos.