Esta semana celebramos uno de los días más señalados del Santoral, muy importante para quienes profesamos la religión católica, y como no, desde el Centro Sopeña Madrid resaltamos la figura de los que son considerados como los padres de la Iglesia, los apóstoles San Pedro y San Pablo.
Nos gustaría compartir por aquí un poco de la historia de estos dos apóstoles que tanto nos marcan y nos han marcado, teniendo en cuenta que nuestro centro y nuestra acción educativa es de inspiración católica, como parte de la Fundación Dolores Sopeña.
En una homilía del papa Benedicto XVI, les llamó “patrones principales de la Iglesia de Roma”, y precisó que “la tradición cristiana siempre ha considerado inseparables a San Pedro y San Pablo: juntos, en efecto, representan todo el Evangelio de Cristo”.
Conozcamos un poco más la vida de estos dos grandes apóstoles que tanto han influido en la historia y que dieron su vida por el Evangelio.
San Pablo, Saulo de Tarso antes de su conversión, pasó de participar en las primeras persecuciones que tuvieron lugar contra los cristianos a dar su vida por Cristo.
Fue contemporáneo de Jesús, aunque no llegaron a coincidir. Entonces, ¿qué ocurrió?, ¿cuándo se convirtió?, ¿qué pudo pasar por su corazón?
Quizás a esta última pregunta cada uno de nosotros puede encontrar en la certeza de su fe la respuesta. Tras un viaje a Damasco y después de la crucifixión de Jesucristo tuvo lugar la transformación y su conversión en un momento en que la religión cristiana era perseguida y considerada una secta.
San Pedro es bien conocido por ser en quién Jesús depositó la tarea de levantar la Iglesia, en palabras de Jesús, según Mateo 16, 13-20 “…y yo a mi vez te digo que tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia (…)”.
También es conocida la historia en la que en la última cena y habiendo Jesús profetizado que ocurriría, Pedro le negó tres veces, y sin embargo fue perdonado.
El Papa Francisco manifestó en 2015 que “San Pedro, San Pablo y la Virgen María son nuestros compañeros de viaje en la búsqueda de Dios; son nuestra guía en el camino de la fe y la santidad, ellos nos empujan hacia Jesús para hacer todo aquello que Él nos pide”.
Que sirvan estos dos grandes apóstoles como inspiración y sostén en nuestro día a día tan lleno a veces de dificultades.