Esta semana hemos conmemorado el Día Internacional para Eliminación de la Violencia de Género, y en el Centro Sopeña Madrid trabajamos para que la igualdad entre hombres y mujeres sea una realidad cada día.
La tarea nos ocupa los 365 días del año, porque todos los que trabajamos y colaboramos en este proyecto lo hacemos desde la conciencia de formar en igualdad.
Somos conscientes, como lo fue nuestra fundadora, Dolores Sopeña, de que a través de la igualdad de oportunidades en el acceso a los estudios y a la formación para mujeres y hombres se puede reducir la desigualdad y la discriminación.
La violencia de género es considerada un problema estructural debido, en buena medida, a la falta de igualdad entre hombres y mujeres.
Es clave además la discriminación de estos hacia las mujeres que abarca, no solo el ámbito doméstico, sino principalmente el público.
Es muy importante que no olvidemos que afecta además a mujeres de todas las edades, independientemente de su cultura, país de origen, religión o nivel social.
Y por ello, los especialistas consideran que una de las claves para erradicarla es a través de la educación, que es precisamente el ámbito de acción de la Fundación Dolores Sopeña, de la que forma parte nuestro Centro.
En el Centro Sopeña Madrid, la oferta formativa está enfocada en proporcionar al alumno, la oportunidad de crecer, de superarse y, como reza el lema de este año, de soñar.
Esto lo hacemos con el compromiso que tiene la Fundación Sopeña por la igualdad, y que se concreta en la formación integral del alumno, que va más allá de la académica e incluye habilidades personales y sociales, siempre con nuestros valores, los valores Sopeña.
La Charla sobre El Buen Trato que se ha celebrado esta semana se enmarca en ese compromiso y en conmemoración del Día para la Eliminación de la Violencia de Género.
Tuvo un enfoque positivo, centrado en la violencia contra la mujer, y dando pequeñas herramientas y pistas de cómo deberíamos tratarnos entre nosotros, seamos parejas, amigos, familiares o, simplemente, ciudadanos, y el efecto dominó que eso provoca.
Madame Curie decía estas palabras en el siglo XIX: “Nunca he creído que por ser mujer deba de tener tratos especiales, de creerlo estaría reconociendo que soy inferior a los hombres y yo no soy inferior a ninguno de ellos”.
Porque trabajar por y desde la igualdad es hacerlo por un mundo mejor.