La participación es un valor permanente en nuestra sociedad que se cuela por todas las rendijas posibles. Es silencioso, pero avanza y facilita múltiples acciones que hacen que las cosas funcionen más y mejor.
Vestirnos con él, nos infunde valor. La participación nos genera entusiasmo y nos permite ganar en confianza cuando afrontamos cualquier reto, por complejo que sea.
Es un valor que mira sin complejos, que pide ayuda cuando es necesario, pero también, es un valor que está dispuesto a hacerse presente ante la llamada más humilde.
Está presente cada día en el Centro Sopeña Madrid en la recepción, orientando a las personas que nos solicitan información, o en las aulas, donde se imparte formación técnica para el empleo, formación en habilidades personales y/o sociales o el idioma del país que nos acoge.
Maneras y modos de participación también se ven en los pasillos, en el equipo, en la sala del profesorado, entre las personas voluntarias que aportan su tiempo libre, para que sea más libre el tiempo de los demás.
Lo vemos además entre los alumnos, cuando sienten que no todo es adquirir conocimiento. Sabemos que está cuando, entre todas las personas del Centro, se proyectan actividades hacia el barrio y los vecinos del entorno. Se ve en las grandes cosas y en los pequeños detalles.
Durante este mes de abril el Centro Sopeña ha participado por primera vez en la actividad colectiva interdistritos Vallecas Calle del Libro, que este año celebra su XX edición.
El tema central es la lectura y su promoción y nuestro Centro ha colaborado organizando un encuentro con la poeta Ángeles Mora, Premio Nacional de Poesía, y con la construcción participativa de la ballena Moby Dick a partir de materiales reciclados y reutilizados.
El Centro Sopeña Madrid es como el ballenero de la novela de Herman Melville, el barco Pequod, que cuenta con una tripulación conformada por marineros de muchas nacionalidades y razas diferentes, que buscan un objetivo común y trabajan por él, como ocurre aquí.
La elaboración de la ballena se ha quedado finalmente en una ballenita, tirando a sardina, pero con un encanto especial. Se creó con las manos de coordinadoras, profesores, trabajadores, voluntarias y un alumnado entusiasta, que trajo todas las botellas de plástico posibles.
Algunas botellas las decoraron las alumnas del Certificado Profesional de Estética de Manos y Pies y la iluminación corrió a cargo del alumnado del Curso de Electricidad Básica.
Nuestra particular Moby Dick navega junto a otras ballenas en una exposición en la Biblioteca Miguel Hernández, contribuyendo a conmemorar el bicentenario del nacimiento de Herman Melville, el autor de Moby Dick.
La participación es una tenue caricia que se transforma en un verdadero abrazo cuando lo percibimos en nuestros compañeros y nuestras compañeras.
Y ahora, vamos a seguir echando una mano, ¿contamos contigo?