Las nuevas tradiciones que trae la globalización son interesantes y divertidas, pero no podemos olvidar que, en estos primeros días de noviembre, además de disfraces y calabazas, tradicionalmente celebramos el Día de los Difuntos para recordar a los que ya no están.
La acogida, por la multiculturalidad que vivimos en las aulas, es uno de los valores fundamentales del Centro Sopeña Madrid.
Aquí conviven alumnos y colaboradores de más de 46 nacionalidades, según los datos de la Memoria del Curso 19_20, por eso es habitual compartir tradiciones que enriquecen nuestro día a día y nos hacen más tolerantes.
Este año, por la fatalidad de una pandemia que se está llevando muchas vidas, queremos rendir un especial homenaje a todos los que ya se han ido.
Quien más y quien menos ha perdido desde los primeros meses del año a alguien cercano y querido y todos, como sociedad, estamos viviendo momentos muy duros y dolorosos.
Para los católicos, el Día de los Difuntos es una fiesta importante y significativa que, de hecho, está marcada como festiva en nuestro calendario.
Las calabazas decoradas son vistosas y divertidas pero lo que realmente queremos hacer es celebrar la vida de los que ya no están, la de aquellos que, con su amor, consiguen vivir en nuestro recuerdo y en la esperanza de futuro.
A veces, por temor o por falta de entendimiento, queremos alejar y borrar la muerte, pero la muerte lo primero que evidencia es la vida: La necesidad de una vida que deje huella cuando ya no estemos en aquellos con los que vivimos o a los que amamos.
Como dice el jesuita José María Olaizola, nuestros seres queridos “siguen estando en nosotros, porque cuando amas, eliges que alguien se quede contigo para siempre. Hasta más allá de la vida. Hasta más allá de la muerte”.
Pero los homenajes y rituales en torno a los muertos han tenido lugar desde que el hombre existe y se recogen en todas las culturas y civilizaciones.
Es una fiesta muy arraigada, con mucha tradición y que se manifiesta con costumbres diferentes dependiendo del país donde se celebre, aunque es común el recuerdo a los seres queridos, porque es una forma de honrarlos, con reuniones familiares, por ejemplo.
Así que, si queremos, acojamos a las calabazas para decorar, pero que no nos tapen el verdadero significado de celebrar la vida de los que ya se han ido y están en nuestra memoria.