El inicio del curso es un momento tan bueno como los demás para estar agradecidos. En este caso, desde el Centro de Formación y Colaboración Sopeña Madrid queremos dar las gracias y declarar nuestro amor incondicional a nuestros voluntarios porque, sin ellos, el funcionamiento del centro y el cumplimiento de la Misión se verían seriamente mermados.
Gracias a ti, ¡contigo crecemos y Sopeña crece contigo!
El pasado fin de semana la Fundación Dolores Sopeña, a la que, como ya sabes, pertenece nuestro centro, celebró en Sevilla el XXXI Encuentro de Colaboradores y Voluntarios. Una cita anual que pretende ser un foro de vivencias e intercambio de experiencias con el objetivo de mejora competencias y capacidades en nuestro servicio a los alumnos.
Pues bien, una de las cosas conclusiones más evidentes fue la necesidad de levantarnos cada día y trabajar, cada uno en nuestro campo, con una actitud de sincero agradecimiento.
En nuestro caso, hoy queremos hacerlo evidente con las personas que desde hace tantos años vienen ofreciendo su tiempo, su fuerza, su experiencia, sus esperanzadas… en el Centro Sopeña Madrid, que representa una institución en el barrio madrileño de Vallecas, desde sus inicios en la década de los 50 del pasado siglo.
Desde su posición altruista, los voluntarios han contribuido a humanizar la formación integral que ofrecemos desde los valores que nos representan: acogida, respeto, salir al encuentro, promoción, solidaridad y fraternidad, para hacer de esta sociedad nuestra, una sociedad más solidaria y justa.
Su esfuerzo sirve y ha servido para que jóvenes y adultos, en su mayoría migrantes y todos ellos de familias trabajadoras, puedan dibujar por sí mismos su futuro y crearse un mundo de oportunidades con una formación cálida y de calidad, oportuna y permanente.
Ser voluntario es una forma diferente de estar en el mundo, con la batería al máximo y con una alegría que es contagiosa. Si así te sientes, aquí te esperamos para que pongas tu granito de arena o tu gota de agua, como decía Teresa de Calcuta: “A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota de agua en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota’.