El curso parece que finalmente se inicia. La locomotora del Centro Sopeña Madrid, todavía con las máquinas calientes, se vuelve a poner en marcha sin la certidumbre de la duración ni el trayecto del viaje.
Los vagones se van llenando de nuestros usuarios, pasajeros expectantes e ilusionados con el futuro que se pueden labrar.
El maquinista tiene el rumbo claro, desde luego, aunque no sabe lo que tardaremos en llegar a destino.
Pero no es obstáculo, ya que tenemos la experiencia del anterior viaje en el que, a mitad del recorrido, tuvimos que realizar una parada de emergencia, provocada por la pandemia de COVID19, que nos mantuvo en “vía muerta” durante un tiempo.
El esfuerzo realizado durante ese parón por profesores y alumnos tuvo su merecida recompensa y, en la mayoría de los casos, se culminó el camino.
Sin esta certidumbre, de un objetivo claro pero todavía por perfilar del todo el recorrido, iniciamos una nueva singladura. La ilusión y las ganas de todo el equipo y de los pasajeros que nos acompañarán esta vez, es la mejor esperanza de alcanzar un final feliz.
Contamos con la inspiración de nuestra fundadora, Dolores Sopeña, que no tuvo nunca el camino fácil y despejado.
Hemos de tener claro que nos encontraremos obstáculos pero ya los iremos salvando. A los que os sumáis como pasajeros, os decimos que contaréis siempre con el apoyo, que para eso estamos, para acompañaros en el camino.
¡Caminemos con optimismo y alegría!
Un nuevo curso empieza, quizás el más peculiar que hemos vivido en nuestras vidas docentes, un nuevo reto sin certidumbre que nos debe activar y motivar….las crisis hay que verlas como oportunidades.