Hoy, en el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, el Centro Sopeña Madrid reafirma su compromiso a favor de la lucha contra las desigualdades en todas sus formas. Y aprovecha para llamar la atención sobre la necesidad de acabar con esta desigualdad de una manera global.
La eliminación de la pobreza y cualquier otro tipo de desigualdad está directamente relacionada con los Derechos Humanos.
De hecho, el día en el que más de cien mil personas se reunieron en París para proclamar esa necesidad, lo hicieron en el mismo sito en el que décadas antes se había firmado la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en la emblemática plaza del Trocadero.
Este legado nos recuerda que la dignidad humana es un derecho fundamental.
La pobreza tiene muchas dimensiones, tanto visibles como latentes, y este año Naciones Unidas quiere hacer hincapié en una de las dimensiones ocultas: el abuso social e institucional que padecen las personas que viven en condiciones precarias y que les priva de su dignidad.
La meta que se plantean es estudiar formas de actuar juntos para promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas. Una idea muy acertada es que se quiere contar con el conocimiento y la experiencia de las personas que sufren pobreza y que sus aportaciones sean puestas en valor.
Dolores Sopeña fue una pionera en esta lucha. Su compromiso con la erradicación de la pobreza la llevó a sumergirse en la realidad de quienes la padecen, conociéndola de primera mano y abogando por la dignificación de la persona.
Según ella misma relata, «es Dios tres veces santo y mil veces Padre quien le descubre la dignidad de cada persona y hace crecer en ella la convicción de que todos somos hermanos».
Por esto decide, salir de su zona de confort, visita cárceles y barrios marginales, y escucha de manera activa las historias de vida de aquellas personas.
A través de esta cercanía, Dolores conoce cuáles son sus necesidades reales y comienza su labor de búsqueda de colaboración para mejorar la situación de pobreza extrema que conoció de primera mano.
Una senda que Dolores Sopeña inició para la erradicación de la pobreza de las personas y el fomento de su dignidad fue la formación y el Centro Sopeña Madrid es, junto a otros muchos otros Centros de la Fundación Dolores Sopeña, ejemplo vivo de ese camino que nuestra fundadora emprendió.
Hoy, más que nunca, invitamos a todos a unirse a esta causa. Abramos juntos las puertas hacia un futuro donde la igualdad y la justicia sean una realidad tangible para todos.