Nines Castaño, voluntaria en el Centro Sopeña Madrid, ha querido compartir en este blog cómo siente y ha sentido siempre la presencia de Dolores Sopeña, nuestro fundadora, en su vida.
Según el testimonio que nos deja, la mirada de Dolores Sopeña lo primero que le ha transmitido siempre ha sido serenidad.
“Han sido muchos los lugares por donde he ido y siempre estaba presente, la imagen de una mujer con mirada complaciente y serena: Dolores Sopeña.
Su presencia la he tenido a lo largo de mi vida en momentos tristes, cuando estaba sola; otros, cuando era feliz; siempre alguien me hablaba de ella y, si no de alguna manera, se hace presente poniendo a mi lado a otras personas con sus vidas y angustias.
Ella es como una permanente aventura para seguir el camino con alegría y sencillez y siempre al lado de los demás.
Tiene una belleza seductora, que invita a ser fuerte, como un ejemplo de feminidad auténtica y muy madura. Como una madre, hermana y compañera.
Invita a estar con los que más necesidades tienen y con ellos hacer familia. De alguna manera, nos hace ver cómo renunciar a nuestros intereses y nuestro propio yo.
Mi corazón se vuelve grande y abierto a escuchar y tender mis manos con lo poco o mucho que pueda ofrecer a los que se ponen en mi camino.
En una sociedad como la nuestra, centrada en el prestigio personal y en el placer consumista, de pronto me veo escuchando, y con gran gusto, a gente a quien puedo un poco ayudar a ver la luz en la vida.
Ella es Dolores Sopeña, no es una mujer nueva. Dolores es de ayer y de siempre”.