El pasado mes de octubre falleció Jane Goodall con 91 años, una mujer extraordinaria que, desde su juventud, entendió este mundo como nuestra Casa Común y estudió y luchó incansablemente por la protección y la rehabilitación del medio natural.
Como Dolores Sopeña, Jane Goodall también fue una pionera.
La investigadora británica se adelantó a su tiempo y fue pionera en ver la importancia de cuidar y defender el medio ambiente y el desarrollo sostenible de nuestras sociedades.
Fue la más reconocida primatóloga por sus estudios sobre los chimpancés, pero no solo dedicó su vida a esta especie.
Como divulgadora, se esforzó por demostrar que la defensa del mundo natural pasa por la educación y, a través del instituto que lleva su nombre, creó el programa “Raíces y brotes”, centrado en educar a millones de jóvenes para que impulsen el cambio en sus comunidades y se palíe así la pérdida de una amplia variedad de seres vivos en la Tierra.
El programa Raíces y Brotes está activo en más de 75 países, impulsando a 10.000 grupos y 1,7 millones de jóvenes como agentes de cambio. Su trabajo ha contribuido a proteger 1,4 millones de hectáreas en todo el mundo.
En nuestro país, el Ministerio para la Transición Ecológica presenta el proyecto Raíces y Brotes: BioDiverCiudad, un programa de educación ambiental del Instituto Jane Goodall España sobre la biodiversidad en el medio urbano.
Es un recurso educativo que se puede utilizar tanto dentro como fuera del ámbito formativo, para mostrar la biodiversidad de las ciudades y cómo protegerla.
Desde el Centro Sopeña Madrid, nos unimos a su legado y su misión de cuidar y proteger nuestra Casa Común y os proponemos un decálogo para el mejor conocimiento de la relación del ser humano con la naturaleza y su necesidad de colaborar, basado en las enseñanzas que Jane, desinteresadamente, dejó al mundo:
1.- Somos la especie más inteligente que jamás haya existido. Entonces, cómo es que podemos destruir el único planeta que tenemos.
2.- La empatía es realmente importante, solo cuando nuestro cerebro inteligente y nuestro corazón humano trabajan juntos en armonía podemos alcanzar nuestro máximo potencial.
3.- No puedes pasar un solo día sin tener un impacto en el mundo que te rodea. El mayor peligro para nuestro futuro es la apatía.
4.- Reconectar con la Naturaleza es clave si queremos salvar el planeta.
5.- La gente debería pensar en las consecuencias de las pequeñas decisiones que toma cada día. Si no te gusta cómo opera una empresa, no compres sus productos.
6.- Cada individuo importa. Cada individuo tiene un papel que desempeñar en la Casa Común. Cada individuo hace la diferencia.
7.- No podemos dejar a las personas en la más absoluta pobreza, por lo que debemos elevar el nivel de vida del 80 % de la población mundial y reducirlo en gran medida para el 20 % que está destruyendo nuestros recursos naturales.
8.- La Naturaleza puede ganar si le damos una oportunidad.
9.- Lo menos que puedo hacer es hablar por aquellos que no pueden hablar por sí mismos.
10.- Aún quedan muchas cosas en el mundo por las que merece la pena luchar. Y muchísima gente joven dedicada a hacer de este un mundo mejor. Todos están ‘conspirando’ para inspirarnos y darnos la esperanza de que aún no es demasiado tarde para cambiar las cosas, siempre y cuando cada uno hagamos nuestra parte.
“La Humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra Casa Común. Todo ello nos lleva a reconocer la grandeza, la urgencia y la hermosura del desafío que se nos presenta: mientras la Humanidad del período posindustrial quizás sea recordada como una de las más irresponsables de la historia, es de esperar que la Humanidad de comienzos del siglo XXI pueda ser recordada por haber asumido con generosidad sus graves responsabilidades” (Papa Francisco Laudato Si’ 13, 15 y 165).


















































