La profesora del Certificado de Atención Sociosanitaria a Personas Dependientes del Centro Sopeña Madrid, Amelia Hacar, es especialista en cuidados y nos recuerda la importancia de lavarnos las manos para evitar la propagación de gérmenes patógenos y contagiarnos de enfermedades que nos pueden llevar a enfermar.
Lo aprendimos durante la pandemia y, teniendo en cuenta que estamos en mitad del otoño y con el riesgo de contraer enfermedades como la gripe, es importante que volvamos a retomar, si es que ya no lo hacemos, el hábito del lavado consciente de manos.
En el curso de Atención Sociosanitaria a Personas Dependientes en Instituciones Sociales, los docentes explican y el alumnado practica la trascendencia de un buen hábito y una adecuada técnica de lavado de manos para frenar la transmisión de gérmenes.
Es un procedimiento fácil, rápido, seguro y barato, que impide la transmisión de enfermedades infecciosas que, aunque pueden no ser graves, complican mucho la vida sobre todo a las personas más débiles y vulnerables.
El alumnado aprende que especialmente en estas situaciones es cuando se debe hacer:
- Antes de tocar a una persona usuaria.
- Antes de realizar una tarea limpia o aséptica como asear a alguien o darle de comer.
- Después de ir al WC.
- Después del riesgo de exposición a líquidos corporales.
- Después de tocar a la persona usuaria.
- Después del contacto con el entorno del paciente.
El 5 de mayo, la campaña de la Organización Mundial de la Salud (OMS) “Salva vidas: Limpia tus manos” tiene como objetivo informar sobre la relevancia de la higiene de manos en el cuidado de la salud y apoyar la mejora de la higiene de las manos en todo el mundo.
¿Cuándo se empezaron a lavar las manos por primera vez?
Ignác Fülöp Semmelweis, médico húngaro que trabajaba en el Hospital General de Viena, propuso en 1847 la práctica de lavarse las manos con soluciones de cal clorada, ya que había observado que las embarazadas atendidas por médicos, tenían 3 veces más mortalidad que las que eran atendidas por matronas, simplemente porque la higiene era mayor.
En las precauciones estándar de higiene que recomienda la OMS, el lavado de manos ocupa el primer lugar.
Las recomendaciones de Semmelweis solo fueron aceptadas después de su muerte, cuando Louis Pasteur confirmó la teoría de los gérmenes como causantes de las infecciones y Joseph Lister, implementó el uso de los métodos de asepsia y antisepsia en cirugía.
En 1859, Florence Nightingale, enfermera británica que mejoró la salud y las condiciones de las personas enfermas e impulsó la profesión de Enfermería, publicó en su libro Apuntes de Enfermería:
“Cada enfermera debe tener cuidado de lavarse las manos con frecuencia durante el día. Compare la suciedad del agua en la que se ha lavado cuando está fría y no usa jabón, cuando el agua está fría y usa jabón, y cuando está caliente y usa jabón. Encontrará que el primero apenas ha eliminado la suciedad, el segundo un poco más, el tercero mucho más”, observaciones que hoy en día son obvias, pero que a mediados del siglo XVIII no eran práctica común.
Te dejamos por aquí unas instrucciones gráficas y un poco más abajo un vídeo divertido sobre cómo lavarnos correctamente.